Palpitaciones, sudoración, temblores, ahogo, presión en el pecho, mareos, miedo a perder el control… ¿Te suena? Te presento los síntomas típicos de un ataque de ansiedad, que consiste en el problema clínico de ansiedad más común. Su inicio suele darse en la treintena y de manera totalmente inesperada. Dicha imprevisibilidad y su aparición de manera aguda son las causas por las que asusta tanto. Empezamos a dudar de nuestro cuerpo y nos hacemos vigilantes de sus cambios, no sea que nos vuelva a jugar una mala pasada. El primer ataque se suele dar tras un período de estrés continuo y en una situación donde el escape inmediato se hace difícil, por ejemplo, en el metro o en el autobús.
En algunos casos empezamos a evitar determinadas situaciones, como conducir, ir al supermercado, ver una película en el cine, estar en un bar con los amigos, hacer deporte, pasar por un túnel o un puente… y, en el peor de los casos, se llega a no salir apenas de casa. A esto lo llamamos agorafobia y está íntimamente relacionado con los ataques de ansiedad.