La persona se ha enfrentado a una situación traumática donde ha estado en peligro su vida o ha habido posibilidad de lesión grave, como por ejemplo en casos de violencia, enfermedad o catástrofe. Tras haber vivido el trauma, la persona empieza a experimentar una sintomatología diversa como la evitación de situaciones relacionadas con el trauma, alteraciones de pensamiento, cambios en el estado de ánimo, estado de alerta excesiva y reexperimentación del trauma en forma de pesadillas o flashbacks.
Si esto te ha ocurrido, sabrás que a menudo quedan grabados en la memoria la imagen original, los sonidos, los pensamientos, las sensaciones del cuerpo y las emociones. El recuerdo inesperado del trauma sin procesar genera estrés a lo largo del tiempo. Para poner solución usamos la técnica EMDR, avalada científicamente en estos casos, que nos ayuda a procesar la experiencia a través de un sistema natural del cerebro. En todo momento eres tú quien va a tener el control del proceso, ya que será el cerebro el que esté realizando la cura a través de la estimulación bilateral.