La palabra fobia deriva del término griego phobos (“pavor, miedo”) y consiste en reacciones de miedo intenso acompañado de evitación de situaciones temidas, ya sean presentes o anticipadas, que no suponen una amenaza real para la vida.
La fobia es el temor persistente a un estímulo específico, como pueden ser los perros, conducir, inyecciones, aviones, etc., que nos provoca una ansiedad aguda (taquicardia, sudoración, inquietud) y nos empuja a evitar el estímulo fóbico o a soportarlo con gran malestar, lo cual provoca el mantenimiento de la propia fobia.
Todos estos miedos pueden interferir en la vida cotidiana y es entonces cuando la ayuda psicológica cobra un interés especial. Los tratamientos de las fobias tienen un alto índice de eficacia y requieren la participación activa del paciente.